Iker se enjuga las lágrimas antes de subir. Ha llorado como un niño y Busquets ha tenido que abrazarle para que dejase de llorar. Iker llora, Iniesta recibe tantos abrazos de sus compañeros que aún le cuesta más contener el sollozo. Puyol llega y le dice, 'vamos', y ahí están todos, con la cara de campeones, dirigiéndose a recoger una medalla única, que les acredita como los mejores del mundo. Salta Iker, se coloca delante de todos y cuando Blatter le entrega la Copa la besa y la eleva. Y ahí empieza la fiesta, porque ya son campeones del mundo, dos años después de proclamarse campeones de Europa.
Todos la quieren tocar. Puyol recoge de la grada la 'senyera' y se ata a Xavi, y así, envueltos en la bandera catalana, se pasean por el césped, con la Copa del Mundo que les pasa Casillas. Puyi, capitán del Barça, quiere decirle al mundo que es catalán y que se siente orgulloso de su tierra y de ese millón y medio de personas que salieron a la calle para reclamar sus derechos. Siguen envueltos, los dos, abrazados, han vivido mucho juntos estos dos.
Cesc busca a su familia, que está en la grada, Pepe Reina ríe con su hija Alma, rubita con graciosas coletas. Villa se cuelga al cuello la bufanda de Asturias y Sergio Ramos la bandera de España junto a una camiseta con la foto de Antonio Puerta, trágicamente fallecido. Buscan los jugadores a Del Bosque y mantean al entrenador, con sumo cuidado, que saben que la cadera tiene mucho vivido. Y después elevan a Iniesta, que tímido ha recogido el trofeo de manos de Busquets y lo acaricia, con suma delicadeza, como su fútbol.
Holanda hace el pasillo a la selección. Esa estrella en la camiseta les sienta de maravilla, son los campeones del mundo, los mejores, los más grandes. Esta generación de grandes futbolistas merecía un momento así. La Copa es preciosa. Iniesta la vuelve a coger. Con ternura, con muchísimo cuidado, con amor, el que demuestra esta selección por el fútbol
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